Cartel de la película Fire Supply de Lucía Seles

Gran noticia desde Lisboa:

Junto a grandes nombres del cine mundial y la experimentación más vanguardista, «Fire Supply«, última y gran película de Lucía Seles, competirá en la sección internacional del prestigioso festival Doclisboa que se celebrará del 17 al 27 de octubre.

Estrella Millán Sanjuán en el anden

Con una fe incondicional en Lucía Seles y mi máxima puntuación para «Fire Supply«, espero el Gran Premio Ciudad de Lisboa a esta artista experimental-romántica-industrial.

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Os invito a leer la maravillosa crítica de Estrella Millán, con la que coincido en cada palabra:

«Muchas veces leemos a otros o acudimos nosotros mismos a la expresión “me quedaría a vivir” en una película, una melodía, un cuadro o un libro cuando su mundo te persigue un buen rato después. Me pasa con películas que recrean una realidad más o menos cercana, cuando nos cuentan algo creíble, pero que mejora con creces la nuestra. Ahí se encuentra el cine de Lucía Seles para mí.

Yo quiero permanecer en ese mundo inventado en el que emocionarse por detalles en los que nadie repararía, en el que las rabietas de los mayores duran como las de un niño y nadie te guarda rencor. En el que de lo feo, industrial y callejero puede surgir la belleza porque la ven personas con una sensibilidad a flor de piel.

Así son los seres del entorno selesiano: inocentes, impresionables, iracundos, soñadores, románticos, agradecidos, fríos, con un toque de delicada extravagancia.

Habitantes de la emoción, moradores permanentemente del entusiasmo por lo insignificante para los foráneos que no juegan a lo mismo.

Quiero un mundo donde se pare el trabajo por la pérdida de un perro, donde se decida en un arrebato romántico quedarse en una ciudad 56 horas más y disfrutar en una habitación de hotel casi inmunda de la música clásica y la espera de una cita que no sabes si llegará. Donde suene el concierto para piano N.º1 de Tchaikovsky por las calles y un hijo corra ilusionado al encuentro con su madre enamorada como una niña. Aquel donde un tatuaje de un bolígrafo y un mechero pueda esconder una declaración de amor.

El cine nos hace soñar y Lucía Seles lo hace a su forma. Con su mirada exaltada e ingenua, con elementos autobiográficos, con su emotividad, con su bondad. Con su forma de rodar de rodillas viendo la vida en contrapicado. Distinta, impredecible, cercana, lejana, con humor, dotada de un surrealismo que acaba por parecer auténtico, muy real.

Cuando entras en su juego y esas formas visuales anárquicas, esas repeticiones de frases, las miradas de sus personajes (siempre con el brillo del que va a romper a llorar en cualquier momento) y esos textos imposibles-que son más hondos de lo que aparentan- ya no te parecen tan extravagantes, te has transformado.»

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