
“Incertidumbre y respeto”
(Esta es mi experiencia personal del rodaje de “urgency 04”, que os presento con la imagen de esta mesita que le cuidé a Lucía en el lobby del hotel, con su guión y su campera. Una imagen invencible.
Muy orgullosa de ser parte de esta familia de gallegos a los que tengo harto respeto y en la que soy una resentida más).
“Incertidumbre y respeto” es el acuerdo matrimonial que firmaron Diego y la señora Mabel. Ese matrimonio lejano que en su boda no nos permitió pisar la alfombra roja y mucho menos acercarnos a ellos. El propio Diego, “un profesional del recelo” según Paulino, recitó en la boda una lista de sus 16 personas queridas. Lista en la que no estábamos casi ninguno de los asistentes, todos resentidos.
Todo empezó en Órdenes, un pueblito de La Coruña donde Javier andaba retirado en una crisis de hurañismo e intentó una reunión con su hermano Diego para hablar mal de sus hijos. Mientras tanto, Luján y el Contador se encontraban de milagro en Ourense y se reunían contentos con nosotros (Paulino y yo). Entonces, intenté liar a Luján proponiéndole “un plan de mujer”: llamar a Iván, que llegaba al día siguiente, para concertar una cita de ellos dos a solas. Pero Luján sólo pensaba en su ex marido y en sus dos hijas Luján…
El Contador insistía e insistía en presentarnos al baterista gallego que le salvó la vida, así que concertamos un encuentro con el intrigante baterista en una buhardilla encantadora y, mientras esperábamos su llegada, yo le solté una perorata a Paulino sobre mis cuatro años concentrada en Balzac. Perorata con una condición: no mencionar la palabra “Francia”.
–Paulino-le dije justo antes de llegar el baterista- aparte de Balzac, lo más importante es que mañana tendré una reunión con Diego. No acepto su desprecio.
Tan preocupada como Bergman y con toda mi fiereza posible, me reuní con Diego, que no perdonaba el desprecio que Paulino le hizo a Lourdes, su hija solitaria a la que le escribía cartas desde distintas habitaciones de hotel.
Diego no cedía y mi unión con Paulino era la más invencible de España. Así lo declaramos delante del escaparate de una inmobiliaria con una linda maqueta de casitas de corcho, justo antes de dirigirnos a la conferencia de la hija de Herbert Helder.
Yo quería acceder a ella como fuese…
Perseguir a la hija (ficticia) de Herberto Helder, de noche, por las calles de Coímbra, no es sólo lo mejor que hice en esta ciudad y en esta película, sino de lo mejor que hice en mi carrera de fan desencadenada. Una persecución invencible, como mi unión con Paulino.
Para cuando lean este texto, ya habré recibido el poemario “La muerte sin maestro” de Herberto Helder. La biografía donde lo destrozaron no la pienso leer jamás.