Fan desencadenada en un hotel de 03 estreias

Sin visitas. Sin llamadas. Sin la angustia del hogar. Y que siempre sea invierno. Escuchar a Chopin y leer a George Sand. Con chimenea frente a la cama, una terraza sin vistas y concursos de cigarrillos. Escribir algunas cartas a los amigos. Firmar como Madame de Bargeton, o Ana de Hanska!. Con un carrito-camarera y una grabadora siempre a mi disposición. Leer historias de institutrices sumisas en verano y “Cumbres borrascosas” en invierno. Tocar la guitarra clásica, dormir sólo con biromes, espiar a huéspedes apagados y románticos y hacer muchas listas. Empezar por la lista de maridos imaginarios estaría bien. Consultar los asuntos románticos siempre en recepción. Organizar una tertulia literaria cada tuesday en un living art decó. Con refinadas mesillas de cribbage, bridge y póker. Ah, y tabaco rapé. Que la moderadora fuese Dorothy Parker y, que en pleno debate en la mesa redonda, cuando la Parker lanzase el cenicero a la cabeza de su amante, en vez de darle a él, me diese a mí.

Muy probablemente me hiciese de un galpón.

Eso.

Fan desencadena

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